
Para entrar a nuestra web tiene que ser mayor de edad.
To access our site, you must be of legal age.
Para entrar a nuestra web tiene que ser mayor de edad.
To access our site, you must be of legal age.
Entre noviembre y marzo se inicia un nuevo ciclo; en esta época en que la viña no muestra actividad ninguna, se realiza la primera poda, denominada poda en seco.
En marzo aparece el primer signo vital anual en la cepa: el "lloro", de los brotes de la poda mana la savia. También surgen los primeros brotes o "brotación" y pequeñas hojas o "foliación".
A finales de mayo se abre la flor y se produce la "fecundación" o "cuajado". El viticultor cuida y oxigena la tierra por medio de abonos orgánicos y vigila que la cepa no sea atacada por malas hierbas o diversas enfermedades.
En junio aparecen las yemas de la cepa y se lleva a cabo la segunda poda o poda en verde, en la que se dejan un número fijo de tallos o sarmientos por pulgar.
Entre julio y agosto, los granos de uva se pintan, es decir, aparece el "envero"; los granos de uva antes verdes, en las variedades blancas se tornan amarillentos y en las tintas se vuelven rosados, después malvas, hasta terminar de colorearse poco a poco. El grano de uva pierde acidez y acumula azúcar. Así mismo, se produce el "aclareo", donde se eliminan racimos poco maduros para que la cepa gane en calidad.
En septiembre la uva sigue cambiando de color hasta obtener un color intenso. Se realizan tomas de muestras en el viñedo para determinar el momento más propicio para la vendimia, una vez que la uva alcance la maduración óptima; siempre siguiendo las indicaciones y directrices del Consejo Regulador de Ribera del Duero.
En octubre suele llevarse a cabo la vendimia. Los controles diarios han indicado el momento más idóneo para proceder a vendimiar. Es hora de avisar a los viticultores, poner los tractores en marcha y sacudirse el cansancio cuando se lleva varios días vendimiando. En las cuadrillas no falta ni la familia ni un buen trago de vino. No se puede levantar la vista del terruño, hay que aprovechar que la cepa está a punto y no hay un minuto que perder. Cuando todo ha terminado, es una fiesta.
El viñedo ha devuelto con su fruto todo el trabajo que el viticultor ha realizado durante todo el año día tras día, haya hecho frío o calor, haya llovido o haya nevado. La cepa está agotada y pronto llega el invierno. Los colores del otoño dan paso a unas hojas color tabaco que caen de la cepa. Los pámpanos se endurecen y la savia se acumula esperando la poda que vuelva a liberarla. Comienza un nuevo ciclo.